31.12.08

A quemarropa: El vengador cansado

Ya no hay actores como Lee Marvin. Y tal vez tampoco películas como A quemarropa. De simple, de sencilla y de bien resuelta, produce la sensación de que no transcurre. Boorman, que debía ser un excelente espectador de cine francés, construye un thriller modélico, resuelto con un prodigioso sentido del ritmo, hipnótico, frenético cuando la acción exige nervio y minimalista, casi autista, cuando los personajes reposan su odio y se sientan en bares y se miran largamente como si mirando pudieran conversar lo que las palabras nunca podrían decir. Luego A quemarropa es la película en la que conocí a Angie Dickinson, y eso es marca la cinefilia de cualquiera. Recuerdo haberla visto en la gloriosa segunda cadena de nuestra sacrosanta televisión española y recuerdo haber disfrutado enormemente con aquel modo reflexivo de contar una historia que, en manos de otro, hubiese sido un vértigo de persecuciones y un carrusel sincopado de tiroteos y luchas en las sombras. Aquí hay de todo eso, y lo hay en un grado superlativo, pero John Boorman hace otra cosa: frena la acción, la corta de cuajo, la envuelve en un frío y distante ropaje de embelesamiento y se dedica, con pasmoso desparpajo, a retratar la vacía vida interior de sus personajes. Hoy, más de veinte años después, he vuelto a verla y el disfrute ha sido idéntico. Quizá mayor.
Crepuscular y psicodélica, impulsada por una briosa y lisérgica banda sonora firmada por el jazzman Johnny Mandel, es la película en la que Lee Marvin se come la pantalla y en donde uno piensa que sería el actor perfecto para Quentin Tarantino. De hecho, tal vez Tarantino haga cine por haber visto muchas películas de Lee Marvin.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno de mis asuntos pendientes con el buen cine, amigo Emilio. Espero poder subsanar el error pronto. Boorman me gustó en DELIVERANCE, incluso en EXCALIBUR y en EL LAGO AZUL, pero es que la de Ned Beatty violado por un salvaje en la montaña me sacudió, por lo que contaba y por sus modos. Y qué bueno era Burt Reynolds cuando era bueno...menos mal que ese pequeño genio llamado Paul Thomas Anderson lo resucitó en BOOGIE NIGHTS...Estaba fantástico.

Un saludo, colega cinéfago, y que empieces el año con la misma ilusión por la vida que transmites en tu blog. No te atragantes con las uvas.

Abrazos.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Y tú, amigo, y tú.

Anónimo dijo...

Por cierto, y abuso de ti por meter un post donde no corresponde, pero acabo de leer, absorber, procesar y nutrirme de tu reseña sobre AUSTRALIA. Empiezo reafirmándome en que lo tuyo no es escritura, sino puro genio. Pero eso ya lo sabes (al menos por mí).

Y continuaré diciendo que, aunque no he visto este engendro, probablemente sea digno de ese niñato malcriado, fanfarrón y grotesco llamado Baz Luhrmann, un tío empeñado en reinventar géneros, malearlos, meterlos en la turmix del vacío de fondo y la explosión de formas y meterlo en vena como si fuera el summum de la creatividad postmoderna. Siento ponerme tan intenso a estas horas de la mañana, Emilio, pero es que tanto ROMEO Y JULIETA (Shakespeare más bajuno que nunca) como MOULIN ROUGE (puro postizo que muchos elevaron a un nivel que desde luego no merece, supongo que consumirían alguna droguilla antes de verla) me parecieron espantosas, carne de diseño para púberes descubriendo esto del cine, esos que creen que Matrix es visionaria, o que El club de la lucha es reveladora, o que la mierda, bien decorada, eso sí, puede ser objeto de museo. Bueno, de todo tiene que haber.

Pero eso de que Luhrmann es un impostor...el tiempo lo demostrará. El otro día gocé por 7ª vez con mi Vivien Leigh y sus corsés y su mami y su Tara y su prgullo sureño...eso sí que es cine. Si tuviera hijos (cosa que no espero ni deseo en la vida), se la enchufaría como un biberón.

P.D. Vivien Leigh, al contrario que la Kidman, no dejó muerta su expresividad por el señor Botox. Lo suyo fue una gloriosa, al final patética, vida de estrella. Una señora de la escena y la cámara, la Kidman no llegará a serlo jamás.

Un saludo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

No tengo un correo electrónico tuyo para escribirte unas palabras y no ceñirme a este espacio pequeñito, amigo. No obstante, ya se andará, feliz noche, hombre, éntrala con brío, con nervio, con las alas abiertas y el vuelo cómplice, que se dice en estos casos. Un saludo cinéfago y cinemático y cinemascópico. Beba con prudencia. O no lo haga.

Anónimo dijo...

También yo, como Tomás, la tengo en mi lista de deudas pendientes y ahora por tu reseña la subo y me la busco por la burrita en cuanto terminen estos días, que ya cansan, pero ahí está preparada. Feliz 2009

Anónimo dijo...

Olvidé firmar. Rafa.

Anónimo dijo...

Olvidé firmar. Rafa.

Emilio Calvo de Mora dijo...

No tardes en pillarla, como sea. Yo tengo una copia a tu disposición. La puso el plus hace una "jartá" de tiempo y la conservo. Gracias por el entusiasmo.

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.