Cada poco sale una lumbrera que nos seduce a todos con una película distinta, ajena a la ortodoxia, fundamentadas en parámetros originales, finamente sustentada sobre una irreverencia sublime. Me viene a la memoria el Zelig de Woody Allen o Reservoir dogs de Tarantino. Ambas, a su modo, crearon un modo de hacer cine que ha dado productos nobles y productos infames a mayor gloria de la taquilla golosa de nuevas fórmulas con las que hacer caja.No veo yo Borat un hallazgo tan sobresaliente como muchos quieren ver. No hay un atisbo de estos indicios de genialidad en sus ochenta minutos largos. Borat es un guignol grandilocuente y ampuloso de la sociedad norteamericana actual y escrute con una mirada burda y nada complaciente, de paleto con culturilla, el way of life yankee y nos entrega un análisis escasamente riguroso, pero certero, en su hilaridad casposa, de los tiempos que nos han tocado vivir.
Las miserias de estos hijos de Bush, los que le votaron y los que no, se explicitan admirablemente en este film.
La mirada vitriólica, políticamente incorrecta, desarma toda idea bondadosa de la cultura americana que podamos poseer: nos obliga a considerar que el mundo está lamentablemente gobernado por sujetos tales y que el tal Borat, impecablemente interpretado por el cómico británico Sacha Baron Cohen, se queda, en realidad, a medias, porque podía haber ido ( si cabe ) más lejos todavía y enseñar las vergüenzas de un país con más saña, con más desprecio.
Borat es una película mediocre, puestos a ser objetivos, pero necesaria. Su visionado se impone como un ejercicio útil para documentarnos sobre aspectos de la cultura americana que desconocemos y que Michael Moore, que me vino a la mente en varios tramos del film, no puede exponer con tanta agudeza.
¿ Humor grueso ? Con toda segurirad. Vastísimo. Hasta cotas indecibles.
Peores cochinadas hemos visto, y al menos en esta ocasión el objeto de la mofa está totalmente admitido como sujeto mofable.
p.d.: absténganse almas de rubor en las mejillas, timoratos, intelectuales de la semiótica pura, sobre todo, escasas ganas de ver una película fea, que no mala. Fea. Feísima. Eso es lo que es.
1 comentario:
Sí que hay agudeza en esta peliculilla de Borat, pero aún más mediocridad.
En fin...
Reicba un fuerte abrazo!
Publicar un comentario