Si a las series que arrasan en televisión (The wire, Fringe, Los Soprano, 24) las llamáramos "telenovelas"... En realidad el espíritu crónico de éstas prevalece, su serialidad doméstica, su manera sibilina de inocularse en nuestro ocio y modificarlo. Estamos dando de lado al cine para abrirnos sin pudor al imperio de las telenovelas. Esto no se podría haber dicho (mucho menos escrito, of course) hace veinte años. El video mató a la estrella de la radio. La televisión mató a todo lo demás. Mi cinefilia ha sido colonizada por la HBO. Como decían mis adorados REM: It's the end of the world as we kmow it, and I feel fine... Pues fine, fine.
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2 comentarios:
Bienvenido la brisa fresca que nos regala el presente, y también el recuerdo placentero de vientos pasados. Tan quimera es el presente como el pasado. Ambos son materia imponderable con la que damos sentido a lo que nos sucede.
Qué importa el infinito futuro si perdiste el infinito pasado. Lo dice un personaje de Borges. Borges mismo.
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