22.8.09

Watchmen


Álex me advirtió que el verano tal vez no fuese buena estación para entrar de lleno en Watchmen. Qué alegría más enorme desoír su consejo. Estoy fascinado, bloqueado, concentrado en una historia adictiva que me retrotrae (qué verbo más feísimo) a una época en la que leía cómics a diario, pero Watchmen no es un cómic. Leo en la contraportada que es una "novela gráfica". Pues muy bien. Las categorías y los estatutos semánticos a veces sólo aislan la musica que vamos a escuchar, la película que vamos a contemplar o el libro que vamos a leer. Watchmen es una novela. Una cuya trama no desmerece a otras a las que el común de los críticos de la ortodoxia rinde tributo y eleva a cánones tipo Bloom y zarandajas de suplemento dominical de esa guisa. Y disfruto pensando en el regreso al libro como a veces he disfrutado (sólo a veces) cuando uno tiene que dejar una novela para ir al supermercado, al trabajo o al médico porque le duele la tripa. Después del atracón gráfico iré directamente a la versión cinematográfica, de la que sé muy poco y a la que he intentado no prestar atención por bien de una lectura limpia del cómic. Y ahora, si me disculpan, cierro el blog, me sirvo una cerveza muy fría (otra para ti, Álex, ya sabes) y me cuelo en la historia otra vez.

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4 comentarios:

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Mi caso es el contrario, no sé nada de la novela gráfica, pero me encantó la película(quizá demasiado omnipotente el doctor Manhattan), original y atípica, que no es poco.
Un saludo

Emilio Calvo de Mora dijo...

Eso me alegra, Antonio. Si la película está bien, la alegría y el entretenimiento es doble. En pocos días (no muchos) ataco el film. Y te cuento. Abrazos.

Alex dijo...

Novela gráfica, cómic... qué más da, es una obra maestra, queramos darle el nombre que nos venga en gana. Un cómic muy especial para mí (parte activa de mi vida, de hecho) que me alegra enormemente te haya llegado, Emilio. Al margen de la atmósfera viciada que consigue mantener durante su extenso relato, están los detalles mínimos a interpretar, la trama sincera que huye de la trampa en busca de mostrar la naturaleza humana de los que se creen dioses, la avaricia, el miedo, el amor... todo en un combinado estremecedor. Pura lírica. Poesía manufacturada en engañosa prosa.

Has hecho bien en comprar el libro, Emilio. Ya te dije que ennoblecería tu estantería. Yo no lo tengo (aún), tiro de biblioteca cuando me entra el mono y me da por leer la maravilla de Alan Moore de nuevo. La película es correcta y fiel al texto. No tiene alma ni sentido crítico, pero nadie es perfecto.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Lo compré, y lo guardé. A la espera del momento sublime. Y llegó. Lo estoy acabando. Hoy probablemente lo termine. Luego, sesión cinematográfica. Justo cuando acabe el tocho. Y estoy absolutamente encantado. Te llamo antes del jueves y hablamos.

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