16.8.10

Arcade Fire: The suburbs


Me interesó Arcade Fire al leer una entrevista a Bowie en la que se declaraba un fan absoluto de la banda. Escuché Funeral y Neon Bible como si se tratara de una sola entrega por lo que no tengo una opinión separada de ambos. Sí que recuerdo la sensación de novedad absoluta. No sé qué vio Bowie en esta banda canadiense: me bastó que los señalara. Normalmente no me dejo influenciar por gustos ajenos. He apreciado recomendaciones y me siento en deuda con amigos que me han enseñado a disfrutar de libros o de discos que no conocía (en películas soy más reacio a que me dirijan) y también me he sentido confuso por no entrar en ese mundo que me estaban mostrando. Hay apetencias estéticas o líricas que escapan a la disección racional. No me siento capaz de hacer ver a los demás la felicidad que me proporciona Borges o Kubrick o el propio Bowie. Escribo sobre lo que me gusta y lo hago con entusiasmo. Ese énfasis semántico (imagino) sirve de puente entre mis vicios y los ajenos. Me duele en el fondo del alma (tengo una, la mimo, la conduzco con pasión por los días y por las noches) mostrar uno de esos tesoros que me procuran júbilo y comprobar que el efecto en quienes los observan por primera vez es tibio o abiertamente negativo. Me ha pasado con el jazz las veces suficientes como para guardarme de recomendar lo que debe ser adquirido por vías más naturales. Agradezco a mi amigo Álex que me abriera las puertas de Watchmen y a mi amigo Antonio Linares que me invitara a paladear el blues. Poco más.
Arcade Fire es la excusa perfecta para volver a las andadas y declarar al lector (al desavisado, sobre todo) que los tres discos de esta banda son maravillosos y no se acaban nunca. No se acaban nunca los discos que tienen muchas capas. Las capas abren otras capas. El disco cebolla perfecto. The suburbs es, además, una historia sobre vidas en los hipermercados, sobre la inocencia que se pierde en un burger un sábado por la noche en una ciudad provinciana. Los discos buenos tienen literatura dentro. La que dan las letras y la que uno, agitado por la música, inventa para que la belleza contenga (si puede ser) una historia.
Arcade Fire hace discos impregnados de cólera. Una cólera contemporánea. Se oye la ira, se oye el ruido de la furia de unos jóvenes zarandeados por el sistema (siempre hay un sistema al que enfrentarse) o por la muerte (Funeral es una elegía, un completo muestrario del dolor por la pérdida de seres queridos). En The suburbs, bien al contrario, prescinden de violínes, tambores o pequeñas masas orquestales para escribir una crónica urbana o suburbana o post-urbana. Así se hacen más comerciales, pero no renuncian a la densidad, a esa pomposidad amena en la que el rock parece un cuento de Raymond Carver. Butler canta como si no cantara y las canciones se suceden sin que suenen a canciones y, al tiempo, pudiera uno desgajarlas, apreciarlas en fragmentos. The suburbs es un disco conceptual al modo en que lo eran precisamente algunos de los mejores de Bowie (Ziggy en cabeza, por supuesto) y se puede apreciar el esfuerzo por manejarlo como un todo compacto, concebido como una gran pieza a la que quizá le convenga la orfebrería pop, el gusto por componer melodías asequibles.
The suburbs es la evidencia de ese dolor que produce lo urbano. Cómo la vida en la ciudad es vacua y causa un pesar profundo. Es el disco del desencanto moderno. Es la rendición de la juventud frente al vértigo de la madurez. Y Butler y los suyos lo expresan con hondura, arrebatadora hondura. Sprawl II, mi favorita junto con Month of May (Ramones, sí, Ramones) es la pieza artesana por excelencia, la que se oirá en las radios comerciales, el acceso fácil al complejo mundo interior de The suburbs. Así que me arriesgo (bendito riesgo) a que me contradigan, a que me cuenten que exagero (sin duda, es un oficio muy cordobés) pero he disfrutado tantísimo oyendo este disco...
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5 comentarios:

Mycroft dijo...

Supongo que le gusta Springsteen...A veces los Fire le cogen de las solapas y le quitan la poca calle y el poco sudor que aún le queda al trobador americano, endulzándolo...

Emilio Calvo de Mora dijo...

Me gusta en muchas canciones y me disgusta en otras tantas. Supongo que las solapas del jefe están hechas a zarandeos de ese tipo. Está muy expuesto. La poca calle ha sido mucha. Los años, supongo.

Mycroft dijo...

Una sugerencia: The Hold Steady. No son muy conocidos, ni me enloquecen demasiado, pero intuyo que le pueden gustar. Tienen cosillas que recuerdan a springsteen, a rem, en fin, a rock americano de toda la vida. Yo, me temo, que me sacan de Nirvana, y soy altamente british.

Mycroft dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=UOFeaedv3Uc

Emilio Calvo de Mora dijo...

Tiro de youtube y de otras armas de reducción masiva, y escucho lo que dices. Siempre atento. Adiós, my friend.

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.