De Testigo de cargo, aparte de las
consideraciones cinéfilas, recuerdo el combate entre Elsa Lanchester y Charles Laughton por causa de un buen puro, y la
altiva presencia de Marlene Dietricht, una especie de Alien con lápiz de
labios y voz cascada que engulle a todo hombre que se le ponga al paso. Billy Wilder nunca manejó a las mujeres con brillantez. Sus féminas se
limitan a ejecutar con el debido oficio el libreto, a intermediar entre el
talento del director y la bondad de la obra, pero casi nunca son estimuladas al
modo en el que George Cukor era un maestro o, más domésticamente, Pedro Almodóvar.
“Marlene Dietrich es como la Madre Teresa pero con
mejores piernas” confesó Wilder con ese tono cortado con cuchilla de afeitar"
Audrey Hepburn fue un capricho del galán
oculto en su fachada de hombre menudo y no excesivo dotado de encantos. Tal fue
el flechazo profesional que incluso privilegió la opinión de la actriz sobre la
de Humphrey Bogart en Sabrina con riesgo de romper el muy delicado equilibrio de
temperamentos que destilaba el elenco del film. De Bogart decía que era
"un tipo terriblemente simpático hasta las once y media. Luego se cree
Bogart" a lo que el actor, alcohólico a cierre de plató, recién oscarizado
por La reina de África y en la cúspide de su divismo
añadía: “Wilder es el tipo de director con el que no me gusta trabajar.
Pertenece a esos alemanes prusianos, con un fuerte acento y el látigo en la
mano. Sólo trabaja en equipo con el guionista y excluye a los actores. ¡Ni
siquiera se me dijo cómo acababa la película y quién se quedaría con
Sabrina!”.
Shirley MacLaine fue la actriz favorita del
director. Junto con el binomio Lemmon-Matthau,
Wilder llevó al estrellato la pareja Lemmon-MacLaine ( Irma la dulce y, sobre todo, El apartamento ). De la hermana de Warren Beatty, Wilder llegó a declarar que era la
mejor actriz que había estado a sus órdenes y lamentó no poder contar con ella
en más proyectos. Por otra parte, es aquí en donde la actriz ha realizado sus
mejores papeles. Y también los más laureados.
Marilyn Monroe era el infierno, pero valía la
pena, dijo Wilder en una de sus muchas biografías. Precisaba únicamente
disciplina, pero admitía que el gracejo para la comedia de la estrella era
formidable. Otro asunto bien diferente era la profesionalidad, el tono
dramático y la observancia de las directrices marcadas por su mano: ahí la
Monroe desbarraba y daba la talla que los críticos sospechaban que podía dar,
la de la rubia cañón que no tiene pudor con la cámara y que solventa las
deficiencias actorales con irresistibles arranques de sex-appeal, morbo y
simpatía.
Más
de dos millones de dólares fueron las pérdidas que la Fox tuvo por la
informalidad de la actriz en La tentación
vive arriba, el primer film de Wilder y Marilyn Monroe. "Sobre la impuntualidad de Marilyn debo decir que tengo una vieja
tía en Viena que estaría en el plató cada mañana a las seis y sería capaz de
recitar los diálogos incluso al revés. Pero, ¿quién querría verla?… Además,
mientras esperamos a Marilyn Monroe todo el equipo, no perdemos totalmente el
tiempo… Yo, sin ir más lejos, tuve la oportunidad de leer Guerra y Paz y Los
miserables”. Con faldas y a lo loco fue la última
batalla entre ambos. Marilyn Monroe cruzaba un momento difícil - cuándo no -
con la sombra de Arthur Miller como marido Pigmalión. Los olvidos
continuos en su diálogo y la negación a interpretar de la forma en que Wilder
pedía hizo que el director fulminase toda relación futura con la actriz: "lo he discutido con mi médico, mi psiquiatra y mi contable,
y todos me han dicho que soy demasiado viejo y demasiado rico para someterme de
nuevo a una prueba semejante”
Nadie mejor que Wilder para hablar de Wilder, habla Wilder:
La
censura
"Teníamos que ser muy ingeniosos para burlar a la censura y esto
nos obligaba a escribir con más sutileza. No estaba permitido que un personaje
dijera ni siquiera una insignificante palabrota como cabrón o hijo de perra.
Una vez, a Charlie Brackett y a mí se
nos ocurrió este sustitutivo: "Si tuvieras madre, ella ladraría". No
se podía ver en una película a un hombre follando con una mujer con la que no
estaba casado. Ni siquiera se podía ver a una pareja en una cama al mismo
tiempo. Por lo que se refería a la oficina Hays (la que se encargaba de aplicar
el Código de Censura sobre las películas) todos los dormitorios del mundo
tenían camas separadas. Así que el problema era cómo mostrar a ese hombre y a
esa mujer haciendo el amor. Alguien lo resolvió con una parte en la que la
criada hace la cama del hombre a la mañana siguiente y sobre la almohada
encuentra una horquilla. Lubitsch era el genio de lo que yo llamo el truco de la horquilla en
la almohada. Quiere mostrarte, digamos, a un hombre y una mujer que tienen una
relación apasionada. Primero, una escena en la que se besan ardientemente la
noche anterior. Después... fundido en negro, y a la mañana siguiente... los
vemos desayunando. Ah, pero cómo sorben el café y cómo devoran las tostadas. No
cabe duda de que han satisfecho otros apetitos. En aquel tiempo, la mantequilla
se untaba en la tostada y no en el culo; pero había más erotismo en esa escena
del desayuno que en todo El último
tango en París (1.972). Lubitsch hacía caso omiso de si la censura era
estricta o flexible. No recuerdo haber visto nunca un desnudo en una película
suya, ni gente echando un polvo. Hoy en día vas a ver una película y ya hay un
coito mientras aparece el título... ¡en el título de la película!. A Lubitsch
nunca se le hubiera ocurrido hacer algo así. Su mente no funcionaba de esa
manera. Te enseñaba lo justo para excitarte... Las películas de Lubitsch no
eran censurables y, sin embargo, eran mucho más eróticas que las que se hacen
ahora. A veces desearía que existiera la censura, porque se nos ha esfumado la
diversión, el juego sagaz que manteníamos con ella"
Hitchcock
"Me aburro si hago siempre lo mismo. Admiro a Hitchcock; pero no podría trabajar
como él, porque siempre hacía la misma película. Me dije: "Ahora voy a
hacer una película mejor que Hitchcock" e hice Testigo de cargo , por
ejemplo. Salto de un lado a otro, como una pieza de ajedrez, siempre con
proyectos diferentes... Puedo hacer distintos tipos de películas. Spielberg hace lo mismo: después
de rodar una película de dinosaurios, hace una de nazis. Es muy difícil copiar
o parodiar una película mía, porque uno nunca sabe bien lo que va a ver"
Lo violento, lo soez
"Es
muy difícil encontrar un proyecto que me interese y que a la vez tenga
probabilidades en el mercado de hoy... Ahora el público mayoritario es menor de
veinticinco años y carece de tradición literaria. Prefieren la violencia
estúpida a una trama sólida; los tacos, a un diálogo inteligente; el desarrollo
pectoral, al desarrollo de los personajes. Nadie escucha, sólo se sientan y
esperan que les asalten una serie de sobresaltos y sensaciones fuertes... Son
malos tiempos. Ernst Lubitsch, que con una puerta cerrada conseguía más de lo
que la mayoría de los directores de hoy consiguen con una bragueta abierta,
habría tenido graves problemas en este mercado. No encajo en ningún sitio.
Puede que algunos directores digan: "Si quieren películas para el público
joven, también sé hacerlas". Bueno, pues yo no sé. Si uno compone valses,
no puede empezar a componer de repente música disco: sonará falsa"
Ser
director
"Recuerdo
perfectamente el día en el que dedicí ser director. Fue cuando vi una película
cuyo guión yo había escrito para la UFA, en Alemania. En la película salía un
club nocturno que tenía un gran cartel en el exterior: "Es obligatorio
llevar zapatos y corbata". Había dos porteros, que miraban a las personas
que entraban para ver si llevaban zapatos y corbata. En uno de los gags que
escribí, un hombre llevaba una barba larga; el portero lo para y mira debajo de
la barba para asegurarse de que lleva corbata. Cuando fui a ver la película, me
encontré con que el director le había puesto a ese actor una perilla; ya no
había una barba que levantar para mirar debajo. El director conservó el chiste
porque creyó que seguiría siendo divertido; pero ya no tenía gracia. Así que
dije: "hasta aquí hemos llegado". Uno debe recordar, como guionista,
que nadie va a leer lo que escribe. Por eso me hice director, porque nadie leía
mis guiones"
Sueltos:
"Trabajar en el cine era vergonzoso, era lo más despreciable.
Gracias a Dios se inventó la televisión"
"Lo más importante es tener un buen guión. Los cineastas no
son alquimistas. No se pueden convertir los excrementos de gallina en
chocolate"
"Lo único que me partiría el corazón sería que me quitaran la
cámara y no me dejaran volver a hacer películas"
"He hecho películas que a mí me hubiera gustado ver. Y yo
sólo quiero ver películas que me entretengan"
"Hay algo sorprendente: cuando reflexiono sobre todas mis
películas, me llama la atención que, en las épocas en que estuve deprimido hice
comedias. Y cuando me sentía feliz, rodé temas más bien trágicos. Quizás
intente inconscientemente compensar cada uno de mis estados de ánimo"
"Normalmente, cuando te encuentras con una persona que parece
insignificante y que no llama la atención se dice: detrás de esa fachada, hay
más de lo que parece. En mi caso sucede lo contrario: detrás de mi apariencia
hay menos de lo que parece"
"Para hacer una película hay una sóla regla: sólo hay que
hacer aquello que sea de utilidad a la película"
"Un director tiene que ser policía, comadrona, psicoanalista,
adulador y bastardo"
"La televisión es lo más maravilloso que podía habernos
sucedido. Siempre hemos sido lo más bajo de lo bajo, pero ahora han inventado
algo a lo que podemos mirar desde arriba."
"El exilio no fue idea mía, sino de Hitler"
"Si usted cree que tengo acento, debería haber conocido a
Ernst Lubitsch (...) Pero tenía un oído estupendo para las expresiones y el
argot americano y, como decía Van Gogh, o tienes oído o no lo tienes"
"Al público no hay que dárselo todo masticado, como si fuera
tonto. A diferencia de otros directores que dicen que dos y dos son cuatro,
Lubitsch dice dos y dos... y eso es todo. El público saca sus propias
conclusiones"
"Una vez me preguntaron: ¿Es importante que un director sepa
escribir?, y yo respondí: no, pero sí es útil que sepa leer"
"En mis películas no hay grande movimientos de cámara ni
puntos de vista destinados a demostrar que soy un director de cine. [...] En
Europa, un director puede tomarse todo el tiempo del mundo para crear una
atmósfera, y meter un montón de escenas de nubes que se disuelven; pero el
público de aquí, si les muestras las nubes por segunda vez, espera ver entre
ellas un aeroplano"
"Me gustaría morir a los 104 años, completamente sano,
asesinado por un marido que me acabara de pillar, in fraganti, con su joven
esposa"
"No tengo tiempo para considerarme un inmortal del arte. Hago
películas sólo para entretener a la gente y las hago tan honradamente como
puedo"
"Marilyn no necesita lecciones de interpretación; lo que
necesita es ir al colegio Omega, en Suiza, donde dan cursos de puntualidad
superior"
"Me han preguntado si volveré a trabajar con M. M, y tengo
una respuesta clara. Lo he discutido con mi médico, mi psiquiatra y mi
contable, y todos me han dicho que soy demasiado viejo y demasiado rico para
someterme de nuevo a una prueba semejante"
"Marilyn era un absoluto genio como actriz cómica, con un
sentido extraordinario para los diálogos cómicos. Tenía ese don. Nunca después
he vuelto a encontrar una actriz así."
"Existen más libros sobre Marilyn Monroe que sobre la II
Guerra Mundial. Hay una cierta semejanza entre las dos: era el infierno, pero
valía la pena"
"El problema de Marilyn es que se enamoraba con mucha
rapidez. No era la clase de mujer que se supone que debe ser un símbolo sexual,
y eso la mató... Marilyn era una mezcla de pena, amor, soledad y
confusión"
"Marilyn Monroe era de carne, y se fotografiaba de carne.
Tenías la impresión de que bastaba con alargar la mano para poder
tocarla"
"Si hay algo que odie más que el que no me tomen en serio es
que me tomen demasiado en serio"
"Tengo diez mandamientos. Los nueve primeros dicen: ¡No debes
aburrir!. El décimo dice: tienes que tener derecho al montaje final de la
película"
"Es aburrido ver a alguien entrar en una casa por la puerta.
Es mucho más interesante cuando alguien entra por la ventana"
"Los austríacos han conseguido el malabarismo de convertir a Beethoven en austríaco y a Hitler en alemán"
"Un húngaro es alguien que entra contigo en una puerta
giratoria y sale antes que tú"
"Creen que la lentitud y la solemnidad son sinónimos de
profundidad"
"Escribir un guión no es esperar a que llegue la musa y te
bese en la frente; es un trabajo muy duro. He hecho ambos trabajos, y sé que
dirigir es un placer y escribir un guión es un rollo."
"Del mismo modo que todo el mundo odia a Estados Unidos, todo
Estados Unidos odia a Hollywood. Existe el profundo prejuicio de que todos
nosotros somos tipos superficiales que ganamos diez mil dólares a la semana y
que no pagamos impuestos; que nos tiramos a todas las chicas; que tenemos
profesores en casa que dan clases a nuestros hijos de cómo subirse a los
árboles; que cada uno de nosotros tiene dieciséis criados y que todos
conducimos un Maserati. Pues sí, todo esto es verdad. ¡Aunque os muráis de
envidia!"
"Todos los días miro las esquelas de los periódicos y me fijo
sobre todo en la edad del muerto. La mayoría son más jovenes que yo. Me asusto
y pienso: a lo mejor, lo único que sucede es que se han olvidado de mí"
"Si el Cine consigue que un individuo olvide por dos segundos
que ha aparcado mal el coche, no ha pagado la factura del gas o ha tenido una
discusión con su jefe, entonces el Cine ha alcanzado su objetivo"
"He vivido la época en que se temió que el cine se viera
desplazado por la novedad de la televisión. Pero no he compartido ese miedo
porque sé que la radio y los discos no pueden destruir la ópera. La televisión
no ha podido acabar con el cine porque la gente quiere estar allí, quieren ser
los primeros, quieren oir las risas de otras personas"
"Las mujeres más interesantes en una película son las
putas"
"Esas cosas horribles que son tan necesarias y que hacen a la
gente millonaria -me refiero a los efectos especiales- no las sé hacer, no sé
rodar choques de coches... En esta época, por lo que respecta a los argumentos,
creo que ya está todo inventado. Ahora se hacen remakes."
"Quizás El crepúsculo
de los dioses es una película cínica, pero para mí esa película es
Hollywood; el guionista, el agente, la estrella olvidada, todos eran retratos
del natural."
"Antonioni seguro que es un gran director, un gran artista.
Pero en lo que a mí se refiere, soy incapaz de mantenerme despierto"
"Sobre Ingmar Bergman debo decir que los críticos no tienen ni idea de lo que está
diciendo, pero, pese a todo, les chifla... Existe una asociación internacional
de ese tipo de críticos, capaces de extasiarse ante el asno muerto de Cocteau
envuelto con telas encima de un piano"
"Comprendo sin dificultad por qué Godard ha podido por sí sólo
exterminar varias empresas productoras"
Un epitafio
En su epitafio se puede leer: "... soy escrito, pero nadie es perfecto".