19.6.20

Un sueño


El dulce delirio que en tromba acude y con galante arrobo me reclama se desvanece como rocío en el aire recamado en invisible fulgor. Tañe la tímida lira su cortejo armonioso y atrae el vértigo del cosmos, fronda del tiempo, vasto dominio de la luz. Somos levedad sin interrupción, somos el vano destello de un incendio sin propósito, dijo K. en un sueño que tuve anoche. Hoy, al contárselo, me confesó que fui yo quien le visitó y pronunció las frases. Pero no fue una lira la que era pulsada, sino un laúd. Tal vez esta noche pueda recomponer las líneas y aclarar la confusión

No hay comentarios:

De la mudanza del espíritu

 Al  principio uno se desdice sin empeño, pero con prontitud adquiere destreza y se gusta en la impostura. Cree tercamente que hay que conve...