26.8.19

dios

dios no es de derechas, dios no es de izquierdas, dios está a salvo de la gramática del poder, dios no tiene que personarse, dios no cuida del rebaño, dios no sale en los títulos de crédito, dios se pierde en los arrabales, fatiga las calles del mundo, contempla el vértigo, bebe la fiebre del mundo, dios es un observador obstinado, así que no hay que buscarlo en los textos, no hay que ir a los templos y buscarlo en las tallas de los santos o en las vidrieras de las alturas, dios está en la pregunta y en la respuesta, dios es lo inefable dicho, lo inasible por fin atrapado, dios es la metástasis del mundo, creciendo sin brújula, prometiendo el paraíso y desoyendo la vida, dios tiene ese oficio ingrato, hacer que esperes, pero sin escucharte, dios no escucha, no está en su esencia escuchar, de dios tenemos la certeza de que escucha, pero no lo hace, no de un modo que podamos entender aquí abajo, entre la luz y las sombras, yendo de un sitio a otro, abrazando los cuerpos o estabulando los vicios, dios es de una hermosura asombrosa, no hay un pequeño indicio de belleza en el mundo en que no esté dios, no hay palabra en la que no se exprese, dios es un mapa del tamaño del mapa que cartografía, dios es el mapa y es el cartógrafo, dios es mi mano guiando el pulso de las palabras y es la altura y la hondura de los ojos que se desquician en el texto, buscando un sentido, negando un sentido, dios es kavafis en alejandría, dios es el aleph en el sótano de una quinta en buenos aires, dios es la calva del coronel kurtz en el infierno del mekong, dios es la melena de lady godiva cubriendo los pechos, que también son dios, los dos senos de lady godiva, que nunca hemos visto, son dios encima del caballo, que es blanco y también es dios, dios, dios en los logaritmos neperianos y en todos los cuadros puntillistas del sur de francia, dios en la boca de hemingway cuando se la abrió con una bala, dios en la absenta de poe, dios en el cielo sobre el mar de los sargazos, dios en la mecánica cuántica de las plegarias, en los goces del cuerpo, en la dulzura íntima de los sueños, en el crepúsculo, en los burdeles de Mesopotamia, en los caserones desvencijados en providence, dios el primigenio, el oscuro, el artero, los dioses debem procurarse un fondo lóbrego, lúgubre, fúnebre, un fondo de materia esdrújula, todos los dioses del pasado han hecho valer sus dogmas, han tenido sacerdotes, chamanes, gurús, gente de metáforas, poetas del arco celeste, el dios vampiro bajo la bóveda antigua de la noche, el gran dios de la semilla, hocicando sobre la negrura del sexo, invocando al demonio, pidiendo que venga, el demonio puro sin el que dios no valdría nada, mira uno al demonio, lo observa y le agrada el mal, dios es el mal que induce el bien absoluto, la palabra investida con los más altos honores, pero a dios se le exime del verbo, no se le pide la oratoria de los apóstoles, lo escribe después el poeta, lo rubrica en salmos, en la luz misma galopando el aire, en el aire copulando con las horas, vemos a dios como una epifanía, miles davis tocando so what, miles davis tocando round midnight, dios con sordina, dios bebop, el dios amancebado, manumitido, contenido a su pesar, porque no puede aparecerse, no puede dar constancia de su cuerpo, ni siquiera de la sospecha de su cuerpo, dios no tiene nada que pueda ser registrado, no registramos el ojo ni la voz, el dios sin el gran ojo, guiando al rebaño desde que se abrieron los campos, por eso buscamos a dios desconsoladamente, lo buscamos en los arias de verdi, en los perfiles del facebook, en la lengua de trapo, en los castillos del tiempo, en la panza del rey, en la música de los ancestros, ahí está, ahí se agazapa, ahí los días primeros, los abrazos principales, ahí él, ahí ella, no sabemos el sexo, no habrá sexo, lo nombramos sin saber cómo decirlo, lo pensamos sin saber cómo nombrarlo

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