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En el día de los maestros
No sé la de veces que he admirado esta fotografía. Hay pocas que me eleven más el ánimo cuando decae. Es una de las representaciones más s...
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A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
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Almodóvar c arece de pudor. Hitchcock tampoco era amigo de la contención. Cronemberg ignora la mesura y se arriesga continuamen...
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E n ocasiones, cuando se ponía sentimental, mi padre me concedía una parte suya que no era la acostumbrada. Abría el corazón, mostrab...
4 comentarios:
A la luz de estos tiempos, implacables en lo económico y mogigatos en la moral privada, esta película incomoda. Obliga a reamueblar emociones.
He leído exégesis que subrayan el Brando alfa, eco del violento patriarcado; o el Blando a modo de maestro de un proceso iniciático. En ambas tesis se rebela la imposibilidad de que ambos sexos se entiendan. Ella acabará por lógica desechando más tarde una relación que se revela como insana, pero de la que se sirvió mientras fue reveladora, fundante de una sgultez inminente. Otros verán solo a un hombre impresentable y una mujer subyugada, cautiva de su inocencia. Y quienes ven la vida en vena, la raíz perversa, pero inevitable, de su naturaleza.
Soy tímida para los ha,agos, pero escribes como un ángel.
Ahora es moda bastante extendida los coños depilados. ¡Qué espanto! Sobre todo viendo el de Maria Schneider. Siempre me fascinó.
Sin que tu estupenda reflexión derive donde no debe.
El pubis, depilado, no me motiva, como a Joselu.
Y no hace falta que hagamos una discusión sobre un asunto tan personal, pero donde hay pelo...
Jeje, Emilio, que sé que piensas como yo...
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