Por ver que esto prospera uno está dispuesto a dejarse engolosinar por casi cualquier discurso. Solo se trata de que suene creíble o de que no ofenda a la inteligencia o incluso a la estética o de que pulse la cuerda de la confianza que uno a veces presta a los demás. Lo de la ética ya parece que no cuenta, visto el casting de estafadores que han malogrado el prestigio social de la política, pero si no hay ética, si desaparece de verdad la racionalidad en las costumbres o en el manejo de unos valores universales, no habrá prosperidad. Da igual que el Rey se vaya a cazar elefantes a Namibia y deje a su preparado hijo al mando de los cuartos y de las quintas o que un tipo con coleta, un recién llegado, se lleve de calle a la horquilla de indecisos y de desheredados que han ido llenando las calles y las plazas, sobre todo las plazas. Uno (insisto) está por escuchar con atención el contenido de las declaraciones, pararse si es preciso en los matices, advertir el quiebro, convenir que la política sigue siendo una de las más hermosas ocupaciones, a pesar de las atrocidades que en su nombre se cometen, de las infamias que a su cargo se ejecutan. Está todo muy tierno, como a punto de partirse, como para no andar con tiento y cuidar qué se dice. Al trending topic del bipartidismo quebrado, el que ha violentado Podemos o el que se han buscado a conciencia los dos grandes partidos del país, se une ahora el de convocar un referendo que someta la monarquía al arbitrio de las urnas. No es éste (no sé cuándo será, si es que alguna vez es) el momento en que deba yo declarar mis inclinaciones en estos aspectos, o si lo que yo consigne aquí valdrá o será relevante: sé que este es el momento en que pensemos la pertinencia de todo este zarandeo que le estamos metiendo al Estado. Igual se fractura, y no creo que estemos en un momento en que de ese roto hecho a posta salga algo bueno y válido, de lo que se pueda construir un Estado mejor. Lo habrá, sin duda. No es el mejor de los mundos posibles. No sé si alguno de los que se ven venir, de los que se anuncian, será mejor. De verdad que no veo ninguna evidencia que me haga ilusionarme. Será el hastío. Debe ser el hastío. Y algunos esquilmando la Filosofía en los institutos y borrando la Ciudadanía, con saña incluso, como proyecto curricular, en la escuela.
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3 comentarios:
Sin ética no hay futuro.
Cierto. En poco espacio, bien contado. De ahí sale todo lo demás, amiga Isabel.
Cierto. En poco espacio, bien contado. De ahí sale todo lo demás, amiga Isabel.
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