Escribo lo que leo mientras lo escribo, avanzo sin que haya desplazamiento, ahondo, me izo, basculo, flipo con el envés de las palabras.
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He de prevenirme contra éste que se agazapa y conduce diariamente los suicidios de mi carne, pero tampoco sabría. Así que le invito de buena gana, le saludo, le acuesto y vamos los dos muriendo dentro de la mentira como si fuésemos palabra y de palabra únicamente viviésemos
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Los mejores años de nuestra vida son los de la herrumbre y la metáfora, los años de los abrazos en los bares, ah cuántos abrazos he dado en los bares, qué nostalgia de alguno.
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Qué nombre convendrá al olvido, qué Leteo coserá tu boca a la mía.
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Soy insensible a la cultura nórdica, soy insensible al materialismo dialéctico, soy insensible a la música dodecafónica, soy absolutamente insensible a la mecánica cuántica, soy absolutamente insensible a las estridencias esdrújulas
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Vivir consiste en calcular con esmero los riesgos, en observar el vuelo irregular de los pájaros, en desangrarse con tibieza verbo adentro, haciendo los sencillos cálculos, ordenando la fiebre y el caos, registrando el fasto invisible, el minucioso, el íntimo y espléndido, antes de que el olvido herrumbre las horas, las vacíe de palabras, y la luz se desvanezca y yo ya ni entienda.
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