4.12.08

Kenny Drew : plays Great Standards: Elegancia, lujuria...


El término standard, aplicado al jazz, manifiesta la excelencia melódica. Luego se trata únicamente de que los ejecutantes de esos prodigios se sientan a gusto en el escenario o en el estudio y toquen con absoluto desparpajo, sensibilidad infinita y un extraordinario sentido de la anticipación o de la sincronía o de la improvisación matizada, como decía Joe Pass en una entrevista que leí hace poco en una revista del ramo. Standard es Summertime o Body and soul o Nature boy, por nombrar algunas de las piezas de jazz que más me gustaron siempre. En este excepcional disco hay tres hombres asombrosamente ensamblados, genios en lo suyo que dispusieron renunciar a cualquier muestra de lucimiento personal para que lo que relumbre sea el conjunto. Y cómo lo hace. Kenny Drew, al piano, Niels-Henning Orsted Pedersen al bajo y Ed Thigpen con los platillos tocando algunas de las canciones más memorable del impecable recetario de pastillistas musicales del patrimonio jazzístico. But Not For Me, My Romance, Stella By Starlight, Autumn Leaves, Nature Boy, Like Someone In Love, You Don’t Know What Love Is, Begin The Beguine y Here’s That Rainy Day tocadas en Tokyo, en vivo, en dos pletóricas noches de 1.983. Made in Japan, my friends, pero no hay humo en el agua...Y estoy disfrutando estos días como hace mucho que no disfruto con ningún disco. Prueben. El que busca en el jazz complicidades, querencias, ese exquisito matrimonio entre la belleza y el conocimiento de la esencia del arte tiene en este puñado de standards un refugio. El jazz, decía Cortázar en algún sitio, es un biombo tras el que puede uno esconderse. Pues sí.

3 comentarios:

Isabel Huete dijo...

¡Cómo sabes de jazz y qué gozada leer cuanto escribes sobre él! A mí me encanta pero me reconozco ignornte. Sólo sé que escuchando el tipo de jazz del que hablas me elevo a los espacios siderales cabalgando en una nube.
Un besote.

Emilio Calvo de Mora dijo...

No sé más de lo que me gusta. Y me gusta mucho, eso sí. En esto del jazz o del cine o de lo que sea saber, lo que se dice saber, vale a veces de bien poco. Sí vale la emoción, the thrill, que dicen los ingleses... Y en eso estamos, amiga.

Anónimo dijo...

Me gusta Keith Jarret, no he oído mucho más jazz en piano. El jazz que me gusta es el dixieland, que he oído en directo y me encanta. De todas maneras lo que dices se puede aplicar a cualquier disciplina musical. La música de cámara, por ejemplo. Soy más de clásica y ahí es donde entiendo lo que dices. Enhorabuena por el buen blog.

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.