La vida es siempre una acrobacia. El funambulismo debería ser la única disciplina moral. Lo difícil es no mirar al suelo, no saber urdir un mapa del aire, ceñir el cuerpo a su danza, que es antojadiza y cifra en azar su mecánica etérea. Hacer del vuelo la verdadera medida del pensamiento, conceder al corazón la facultad del perpetuo equilibrio.
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