Lo que da al agua su oficio de cauce es el vértigo de la tierra. Al aire se le desciñe la altura y su invisible cuerpo agita la copa de los árboles. El cielo es un mapa de la luz con el que los poetas y los dioses entretienen la lujuria del tiempo. Hay una música de una elocuencia fragilísima en el ocaso de la tarde. En la lejanía, un pájaro declina la responsabilidad del vuelo y se deja caer con la absolución unánime de las nubes.
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226/ 365 Luis Felipe Vivanco
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1 comentario:
Solo decirte que es un texto precioso como todo lo que escribes!!!Cuanta belleza en tus letras. Saludos !!
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