27.2.12

Son los muertos los que hablan



Yo no soy el muerto ni uno de los polis que observan el cadáver. Yo soy uno de los que están arriba, en el puente, contemplando uno de esos episodios que amenizan las mañanas de niebla en la ciudad. Soy el que mira porque he visto esta escena muchas veces a lo largo de mi vida. Sé lo que pasó antes y casi tengo la certeza de que sé lo que va a pasar a después. Suele costar más trabajo terminar la trama que abrirla. Alguna vez he comprobado lo fácil que es inventar una historia y el pánico que te entra cuando necesitas cerrarla, pero lo que amo del cine negro, del que se desprende de esta fotografía canónica, es la épica que atesoran esas tramas y no cómo concluyen. Se aferra uno al solemne espectáculo de la fatalidad ajena durante un par de horas. Ve muertos desde una distancia a la que no alcanza el hedor ni en donde es posible otro vínculo que no sea el meramente narrativo, el de alimentar la ancestral adicción a que nos informen de lo que pasa afuera y a veces incluso, en grados muy extremos de enganche, a que nos cuenten qué sucede dentro de nosotros mismos. Porque las imágenes, en el buen cine, en la buena literatura, ya estaban dentro y el autor lo único que hace es liberarlas. Los muertos les hablan a los vivos. Les muestran el camino. A lo que se va a enfrentar antes de dejar de enfrentarse a todo. La literatura, toda entera, es un hermoso acto fúnebre. Posee su pedagogía y alcanza cimas de hondura moral y de desparpajo estético absolutamente imprescindibles. Lo que fascina de esta fotografía, de la que no poseo referencia alguna, es lo familiar que nos resulta. Como si estuviésemos arriba, en el puente, mirando, buscando una señal que nos abra la primera de línea del texto de la historia que estamos deseando que nos cuenten. La del muerto.

11 comentarios:

Joselu dijo...

Ciertamente la literatura, en especial la negra, y el cine son auténticos refugios en tardes de zozobra y desolación. Muy sugerente el comentario a la fotografía que, efectivamente, es muy densa y motivadora. Yo también me he sentido arriba, mirando desde el puente.

Ramón Besonías dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ramón Besonías dijo...

Hace un año, leí un reportaje sobre las instantáneas que hacían los fotógrafos de prensa en el lugar del crimen, fotos de una belleza inquietante, de esa estética sublime que poseen los extremos.

Fuera de esa belleza, todo es prosaico, frío, la muerte expuesta a escrutinio público. El noir hace de lo grotesco, de lo inmoral, de nuestras cloacas vitales, un acto de contemplación numinosa.

Isabel Huete dijo...

Ver la muerte en la distancia, desde el puente, tiene ese atractivo novelesco del que hablas, ese morbo esencial que produce el cuerpo inane de la persona desconocida porque quieres entender qué trayecto ha recorrido para llegar hasta ahí, y da pie a que en nuestra cabeza bullan miles de historias posibles. La muerte de cerca es otra novela bien distinta porque ya conoces la trama, los vericuetos, al protagonista, y sólo te surge una pregunta: ¿para qué? No hay respuesta.

Leonardo dijo...

Detrás anda Howard Hawks o uno de esos. Bárbaro el comentario.

Ku dijo...

I love this view from a brdige

Manuel Delgado Fernández dijo...

Libre de la memoria y de la esperanza, / ilimitado, abstracto, casi futuro, / el muerto no es un muerto: es la muerte. / Como el Dios de los místicos, de Quien deben negarse todos los predicados, / el muerto ubicuamente ajeno / no es sino la perdición y ausencia del mundo.
... / Hasta lo que pensamos podría estarlo pensando él también; / nos hemos repartido como ladrones / el caudal de las noches y de los días.

J.L.Borges.

Emilio Calvo de Mora dijo...

En esas tardes, Joselu, sobre todo. Los días felices del todo, los hay, no precisa uno caer en las redes de lo libresco. Sale, se airea, explota afuera. La densidad de la foto es inconsumerable. Miramos todos. Voyeurs.

Todo es prosaico, es cierto, todo es frágil, todo es inmoral, dice un amigo mío.

Se ve la muerte en la ficción. En lo real, es otro asunto, delque todos tenemos teorías y prácticas diferentes. Un beso, Isabel.

Gracias, Leonardo.

Como la canción de Kim Wilde, Ku.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Si comenta Borges, escribo más deprisa y escribo con más entusiasmo. Es que soy borgiano o borgista o borgeano o como quieras por inclinación molecular casi. Un saludo, Manolo.

Paco Úbeda dijo...

El cine negro es el cine que prefiero por justo las razones que aportas. Un blog muy muy interesante. Una pregunta. El tiempo. Dónde lo sacas?

Anónimo dijo...

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Un aforismo antes del almuerzo

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